jueves, 22 de abril de 2021

Gav y Bob

 GAV Y BOB

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Gav Smith era parte de la Guardia Imperial. El era un Guardia y esto hacía muy feliz a Gav. A Gav le gustaba ser un Guardia porque así podía realizar la voluntad del inmortal Dios-Emperador y era una de las cosas favoritas de Gav en todo el mundo. 

Hoy era el turno de Gav de cargar un gran saco de patatas del vagón de comida y pelarlas. A Gav le gustaba pelar las patatas porque a Gav también le gustaba comer las cascaras de patatas. 

El Comisario decía que Gav era un buen Ogrete porque Gav siempre hacía lo que le mandaban. Esto hacía a Gav muy feliz. El Comisario no era como los demás comisarios porque no les gritaba ni les disparaba a los demás por asustarse por cosas como los espacios pequeños y la oscuridad. Esto era bueno porque a Gav no le gustaban los espacios pequeños y a Gav le asustaba la oscuridad, porque era en la oscuridad cuando llegaban las pesadillas. El Comisario era amigo de Gav. El Comisario no era un Ogrete como Gav y era muy inteligente y podía leer y escribir. Gav no podía hacer eso porque era muy difícil. Ni siquiera el Sargento podía leer palabras muy largas. Pero el Comisario decía que estaba bien porque Gav era mejor que él matando orkos. Esto hacía muy feliz a Gav porque a Gav le gustaba ser útil. 


"Quieres ayudarme a pelar las patatas, Bob?" preguntó Gav.


Bob era uno de los amigos de Gav. Venían de la misma tribu del planeta Barakak. Gav extrañaba a su tribu. Cuando la guerra contra los Orkos acabara el podría volver a casa. O si pasaban mas de 10 años. Habían pasado cerca de 2 años y ya casi habían ganado. El Comisario decía que esto era gracias a que Gav y sus amigos eran buenos peleadores y que hacían muy feliz al Emperador matando a los sucios Orkos. El nombre del Comisario era Larrykin Von Kelvsetine, pero les dijo a Gav y a sus amigos que podían llamarlo Arry si querían, ya que eran todos amigos. 


"Si, por favor" dijo Bob. A Bob también le gustaba comer cáscaras de patatas. 


Para el desayuno había puré de patatas y guisantes molidos. A Gav no le gustaban los guisantes molidos. Los guisantes debían comerse desde su cáscara, no molidos. Gav solía cultivar guisantes para su tribu. Gav extrañaba su tribu. Pero también tenía buenos amigos aquí. Era bueno tener amigos, especialmente cuando tenías que matar orkos. Gav mataba orkos con un gran cañón-láser. El Comisario decía que era un regalo del Emperador así que Gav lo mantenía limpio y brillante y se preocupaba de no dejarlo olvidado en ninguna parte. Pero a veces lo dejaba olvidado. Pero entonces venía el Comisario y le decía donde lo había dejado, y le decía a Gav que no lo hiciera de nuevo. Pero Gav siempre lo olvidaba de nuevo a pesar de que no quería hacerlo. Esto hacía sentir a Gav muy apenado. Bob también mataba orkos con un cañón-láser, pero Bob no lo perdía tanto. A veces Gav deseaba ser tan bueno en no perder cosas como Bob. El Comisario no tenía un gran y brillante cañón como él. Todo lo que llevaba Arry era un pequeño rifle láser, pero estaba bien porque Arry era pequeño también. El Comisario Arry era muy inteligente porque había estado en todas partes y había hecho de todo. Una vez pisó una mina terrestre y una de sus piernas estaba hecha de metal. Y hacía un ruido cuando pateaba una piedra. Gav estaba feliz de que su pie no fuera de metal, porque sonaba muy frío. 


A Bob le gustaba tener competencias de pelar patatas con Gav. Gav siempre perdía pero a Gav no le importaba, porque Gav estaba pelando patatas por el Emperador. 


A Gav le gustaba pelear. Le gustaría ser mejor en eso. Cada vez que entrenaba con Bob, acababa noqueado en el piso. Pero a Gav no le importaba. Gav sabía que Bob le ayudaba a volverse mejor. Y volviéndose mejor, Gav podría servir mejor al Emperador, amado por todos. 


Gav odiaba el pequeño tanque en el que los llevaban. Cada vez que era llamado a servir al Emperador, tenía que subirse en ese pequeño y oscuro lugar. Pero estaba bien porque Bob estaba ahí y guiaba a todos los demás Ogretes con su canto de "El Emperadoh es el mejoh". Sólo se sabían el coro, pero ayudaba a que este pequeño y oscuro espacio no diera tanto miedo. 


Las luces parpadeantes siempre hacían feliz a Gav. Esto significaba que iba a servir al Emperador! Significaba que la puerta se abriría y tendría que disparar su arma. Gav amaba su arma. Le gustaba cuando disparaba y el enemigo moría. Gav apretaba el gatillo y gritaba al enemigo, haciendo que murieran en nombre del Emperador, con su mejor amigo Bob a su lado. Apreciaba mucho a Bob. Bob era su mejor amigo.


Gav había peleado con toda clase de enemigos por el Emperador.


Sus favoritos eran los Pielesverdes, porque parecía que les gustaba pelear tanto como a Gav. Gav sabía que debía ir por los mas grandes, los que siempre estaban golpeando a los demás. Hacían una competencia para ver quien mataba al mas grande primero. Bob casi siempre ganaba. Si matabas al mas grande, los demás eran mas fáciles de derrotar. 


Los bichos asustaban a Gav. Hacían que su estómago se revolviera, especialmente cuando los golpeaba con el reverso de su arma en la cabeza y explotaban sobre él. Olían mal y sabían mal. No podías cocinar bichos. Ni siquiera los condimentos podían hacer que tuvieran buen sabor. 


Los humanos que se volvían contra el Emperador siempre hacían enojar mucho a Gav. Por qué habían dejado de amar al Emperador? Que les había hecho el Emperador, aparte de amarlos y protegerlos? A Gav le gustaba matar malos humanos. Lo hacían sentir bien. El Comisario Arry decía que estaba bien. Estar enojado contra los traidores estaba bien. Eso hacía feliz a Gav. Cuando Arry le dijo esto a Gav, Gav lo abrazó tan fuerte que Arry tuvo que quedarse en el Hotel Medicae por una semana. La comida estuvo muy buena cuando Gav lo visitó. 


Gav solo se enfrentó a los cabezas de metal una vez, pero supo que nunca iba a querer hacerlo de nuevo. No importa que tan fuerte los golpearas, sólo se levantaban de nuevo. No era justo. Cualquier otro enemigo era lo suficientemente amable de morir cuando les mostrabas lo malos que eran. Los cabezas de metal eran tramposos, volviendo a la vida así como así. Bob decía que Arry decía que su profesor Kain en la gran escuela les tenía miedo a los cabezas de metal. Gav no le creía. Los Comisarios no le tenían miedo a nada, y Kain era algo así como un Súper Comisario. Probablemente mataba a los cabezas de metal con rayos de sus ojos, o algo así. 


Gav odiaba a los Eldars. Eran como unos insectos brillantes. Cuando casi los tenías entre tus manos, se escapaban entre tus dedos. Sus pequeñas flechas dolían también. Bob era mejor combatiendo a los Eldars que Gav. Bob los encerraba en una esquina y rompía sus cuerpos con sus propias manos. "Se rompen fácil cuando los esquineas" decía Bob, con sangre brillante cubriendo su uniforme. Eso hacía sonreír a Gav. Extrañaba a Bob. Bob siempre hacía sonreír a Gav.


Gav estuvo ahí el día en que Arry murió. 


Un día Gav y Bob y todos sus amigos salieron a caminar. Estaban caminando a través de un bosque. A Gav le gustaba ese bosque porque olía como a casa. Arry estaba caminando atrás de ellos. Él siempre hacía esto para asegurarse de que ninguno de ellos se perdiera. Gav una vez se perdió. Esto lo asustó mucho. Arry nunca se perdía. Él era muy inteligente.

Pero entonces un orko disfrazado de un árbol le disparo. Gav no vio cuando pasó. No pudo detenerlo. El sonido de Arry muriendo los alertó a todos. Ellos mataron a todos los orkos con las grandes armas que el Emperador les había dado. 


Pero Arry estaba muerto. 


Llevaron a Arry al campamento para ver si el arreglador de carne lo podía arreglar. Lo intentó pero Arry ya se había ido a la luz del Emperador. Esto dejó triste a toda la tribu. A todos en la tribu les gustaba Arry. Arry era inteligente. 


Cavaron un hoyo en la tierra para que Arry durmiera. Bob era el sacerdote de la tribu asi que Bob dijo las últimas palabras en el lugar donde Arry dormía. Toda la tribu lloró. No lloraban por Arry, porque ahora Arry estaba con el Emperador. Lloraban por ellos mismos, porque habían sido abandonados. 


Perder a Arry fue malo, pero perder a Bob entristeció a Gav mas que nunca. 


Bob era la razón por la que Gav odiaba a los demonios tanto como él lo hacía. Él había combatido antes contra ellos, y los encontraba muy extraños. Algunos eran fáciles, cargaban hacía adelante con grandes espadas o pequeñas dagas. Se quebraban muy fácil. Las delgadas eran como los Eldar, pero hacían que Gav se sintiera extraño. Mirarlas eran como mirar a una chica Ogrete después de que Gav entendió para que servían. Pero se quebraban más fácil que los de piel roja o los podridos, una vez que podías hacer que dejaran de bailar. 


La última clase de demonios eran los que se habían llevado a Bob. Gav los odiaba mas que a todos. Odiaba como se reían de él.


Los sorprendieron después de que Bob y Gav llevaran a su nuevo Comisario -Gav nunca recordaba su nombre- a un templo del Emperador. Gav tuvo dolor de cabeza todo el camino. Habían hecho que este lugar fuera malo. Habían roto las estatuas del Emperador y habían dibujado una extraña llama por todas partes. 


Fue ahí donde los demonios atacaron. Quemaron al Comisario antes de que nadie del grupo de Gav pudiera reaccionar. Eran rosados y se veían como si al agua le hubieran crecido caras. Mirar a esas caras hacía que a Gav le sangrara la nariz. Gav nunca olvidaría esas caras. 


Bob cargó hacia donde habían mas de esas criaturas, como siempre hacía. Bob siempre fue así, cargando hacia adelante por el Emperador, matando a sus enemigos. Bob siempre fue bueno en eso. Bob era un buen amigo. 


Los demonios de agua rosados eran rápidos, muy rápidos. Saltaron hacia atrás y quemaron a Bob hasta que su carne quedó negra, pero Bob no murió como el Comisario. A veces Gav se siente mal de no poder recordar el nombre del Comisario. Esperaba que alguien pudiera recordar el nombre del Comisario. 


Bob capturó a uno de los demonios de agua con sus manos y lo partió a la mitad. Era rosado antes, y había estado riéndose todo el tiempo. Ahora ambas partes eran azules y ya no se estaban riendo. Los otros demonios atacaron a Bob mordiéndolo. Los demás de la tribu habían empezado a matar a los otros demonios de agua, pero llegaron muy tarde. 


Las últimas palabras de Bob siempre hacen que Gav se sienta triste. "Voy a extrañar las cáscaras de patatas..." Gav vio a Bob caer. Gav gritó. Gav golpeó a los demonios rosados hasta que sus restos desaparecieron y solo golpeaba el suelo de la templo. Siguió haciendo esto hasta que se dio cuenta de que sus manos estaban sangrando. Siguió haciendo esto hasta que se dio cuenta de que estaba llorando. Siguió llorando hasta que el General los encontró. 


Gav todavía extraña a Bob. Bob era un buen amigo. 


Gav nunca había querido matar a uno de sus amigos. El General era un amigo. Pero quiso matar al General una vez. Él quiso matar al General cuando dijo que el cuerpo de Bob debía ser quemado.


La tribu tenía sus tradiciones. Bob debía ser honrado y enterrado, como todos sus buenos amigos. Pero el General dijo que el cuerpo de Bob estaba enfermo. Que si no lo quemaban, los demonios podrían volver. 


Quemaron el cuerpo de Bob justo ahí, en ese templo. Pero no antes de que Gav reuniera a su tribu y le diera un corto pero adecuado funeral.


Gav fue el mejor amigo de Bob. Los demás de la tribu dejaron que él diera las últimas palabras.


"Bob fue buen amigo. Bob gustaba pelear. Bob gustaba las cáscaras de patata. Fue un buen soldado del Emperadoh. Ahora está con el Emperadoh". Entonces uno de los amigos del General quemó el cuerpo de Bob justo ahí, en el templo del Emperador. 


Ahora cada vez que Gav pela patatas, piensa en Bob. No duele tanto ahora. Ahora Gav sonríe y recuerda el buen amigo que Bob era. Bob siempre hacía sonreír a Gav. Incluso muerto, Bob hacía sonreír a Gav. 


Gav no volvió a comer cáscaras de patatas. Ya no sabían bien. 


Gav recuerda el día cuando encontró al hombre malo que trajo a los demonios rosas al mundo. Gav nunca olvidaría ese día. Fue una semana después de que Bob fuera quemado en ese templo. Bob fue un buen amigo. 


El hombre malo había hecho que todo el planeta dejara de amar al Emperador. Él había sido uno de los Marines Espaciales que dejaron de amar al Emperador. Él tenía una armadura azul y dorada con un alto casco, y hacía que la cabeza de Gav doliera cada vez que hablaba. Gav sentía más odio por ese hombre que nada de lo que hubiera sentido antes. 


Excepto por lo mucho que le agradaba Bob. 


El hombre malo había tomado uno de los templos más grandes del planeta. Él estaba matando personas para crear más demonios rosados. Gav quería detenerlo. Gav quería hacer que el hombre malo pagara por matar a Bob. Bob había sido un buen amigo. Gav haría que el hombre malo pagara. 


Muchos de los amigos humanos de Gav murieron para llegar al hombre malo. El hombre malo también había traído a sus amigos con él. Sus amigos mataron a muchos de los amigos de Gav. Eso sólo hizo que Gav odiara más al hombre malo. Sus amigos Guardias Imperiales lentamente se acercaron al templo. A Gav ya no le asustaba el pequeño tanque donde se transportaba. Estaba enojado. Gav haría que el hombre malo pagara. 


Gav recordaría siempre el día en que camino entre los pequeños hechiceros. Los hombres malos en armaduras azul y dorado eran difíciles de matar y usaban herejía y magia. Eso hizo que Gav los odiara. Gav escuchaba susurros en su cabeza. Le decían que podría tener todo lo que quisiera. Pero no tenían nada que el quisiera. Le habían quitado un amigo a Gav. Gav rugió y los hombres malos murieron cuando les disparó. Ya no podrían susurrarle, su mente estaba llena con la luz del Emperador. Aún así, eran difíciles de matar y seguían levantándose.


Pero el Emperador había enviado a sus hijos a ayudarlo. El Emperador tenía muchos hijos y todos eran muy fuertes. Todos los hijos del Emperador eran como semi dioses. Gav y su tribu habían peleado antes a su lado. Eran muy peludos y tenían dientes iguales a los de Gav. Tenían una armadura igual a la de los hombres malos, pero la suya era de un color gris azulado. Gav deseo tener una armadura como esa. 


Cuando la guerra acabó, los semi dioses de armadura gris llevaron regalos a la tribu. Dijeron que el Emperador los apreciaba mucho. 


Después cantaron canciones por los muertos. 


El tanque de Gav había explotado, y muchos de sus amigos estaban muertos. Eran buenos amigos, pero no tan buenos como Bob. Bob era el mejor amigo de Gav. Gav haría que el hombre malo pagara.


"Estúpido sub-humano. Difícilmente podrías ser considerado una criatura consciente". El hombre malo usaba palabras complicadas. Su voz hacía que la cabeza de Gav doliera. Sus ojos sangraban pero siguió corriendo hacia el hombre malo. 

El hombre malo era tan grande como Gav. Estaba parado al final de un largo tramo de escaleras, justo a la entrada del templo. Mató a los amigos humanos de Gav con relámpagos que salían de sus manos. Y se reía. Gav odiaba cuando el hombre malo reía. Quería hacer que el hombre malo se callara para siempre. 


El hombre malo golpeó a Gav con sus relámpagos. Dolían. Dolían mucho. Gav casi deja de correr por las escaleras. Pero entonces recordó a Bob. Bob no hubiera dejado de correr. Bob hubiera seguido. Gav quería ser como Bob. Gav haría que el hombre malo pagara. 


"La evolución te ha dejado atrás, escoria. Es una pena que seas tan poco inteligente como para entender lo iluso que eres." El hombre malo no dejaba de hablar. Gav lanzó sus puños contra él, pero el hombre malo era rápido. Más rápido de lo que Gav pensaba que sería. Gav estaba cansándose de intentar golpearlo. 


El hombre malo lo golpeó con su gran báculo. Gav salió volando y chocó contra una estatua del Emperador, destruyéndola. Se sintió muy mal. Quiso disculparse con el Emperador por romper su estatua, pero había perdido el aliento. Su cuerpo entero dolía. Nunca había dolido tanto en toda su vida. 


El hombre malo estaba de rodillas a su lado. Lo tomó del cuello y comenzó a apretar. 

"Siento pena de ti, pobre criatura. Por eso tendrás la suerte de una muerte rápida."


Gav se levantó de repente y golpeó con su cabeza el casco del hombre malo.


"Tu mataste a Bob!" gritó. Tomó al hombre malo del cuello y lo levantó, golpeándolo con su otra mano en el estómago. "Tu mataste a Bob!". El hombre malo le disparo sus relámpagos pero Gav apenas los sintió. Estaba enojado. Bob era un buen amigo, y los demonios del hombre malo lo habían matado. Gav haría que el hombre malo pagara. 


El hombre malo pateó y golpeó a Gav, pero Gav no lo soltó. Sus brazos le dolían por mantener al hombre malo en lo alto. 

"Tu mataste a Bob!".


Gav tiró al hombre malo al piso sobre su estómago y saltó encima de él, tomó el extraño casco y golpeó su cabeza contra el concreto. Una, y otra, y otra vez.


"TU MATASTE A BOB!" GOLPE.


"TU MATASTE A BOB!" GOLPE.


"TU MATASTE A BOB!" GOLPE. Gav estaba llorando. Bob había sido un buen amigo. 


"TU MATASTE A BOB!" GOLPE. El hombre malo ya no se movía. 


"TU MATASTE A BOB!" GOLPE. El casco del hombre malo dejaba caer un extraño polvo.


"TU MATASTE A BOB!" GOLPE. GOLPE. GOLPE. GOLPE.

 

Todavía estaba golpeando la armadura vacía contra el suelo cuando los hijos del Emperador en armadura gris llegaron. Su piel estaba quemada y ennegrecida, sus ojos estaban llenos de sangre y lágrimas y sus manos estaban rotas. 


Pero hizo que el hombre malo pagara.


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